martes, 12 de agosto de 2014

El mito del Sapo

¿Es cierto que el sapo curaba el dolor de muelas?

 
Un viejo remedio casero

Existe una tradición telúrica que se ha convertido en un enigma con el correr de los años y el avance de los tratamientos farmacológicos: La cura del dolor dental a través de un sapo. Nadie sabe a ciencia cierta si aquella receta de los abuelos que indicaba frotar la panza de un sapo por la zona dolorida de la cara es realmente un mito o si existen evidencias comprobadas de su eficiencia.

La ciencia que todo lo explica

Estudios de diversa índole se han llevado a cabo en pos de hacer lo que siempre intenta el proceder científico: desmitificar un suceso. La explicación más acabada indica que el sapo posee glándulas que producen una sustancia que baña toda su piel y que tiene un comportamiento similar a la adrenalina y noradrenalina. Esta sustancia produce vasoconstricción al contacto (razón por la cual nuestro tacto siente fría la piel del sapo). Mantenido sobre la zona dolorida, dicen estos estudios, esa sustancia se absorbe y produce una anestesia local. El misterio parece resuelto; pero aún hay un cabo suelto... como siempre.

Hablé en cierta ocasión con alguien que en su juventud había llevado a cabo curaciones mediante la panza del sapo. Sus palabras me remontaban a una época donde las distancias en pleno campo se hacían interminables, los medios de transporte disponibles eran carros tirados por caballos y los fármacos no estaban al alcance de cualquiera. Me explicó que luego de frotar al sapo por la zona dolorida, el rito concluye tirando al batracio por sobre el hombro hacia atrás y no mirar donde cae. Agregó que al caer el sapo moría inmediatamente y que varias veces lo comprobó días después de la cura.

¿Mito o Verdad?

La creencia tiene un asidero que se basa en la eficiencia que relata una generación que lo vivió y lo experimentó. La ciencia da razones comprobables en laboratorio para que pueda enmarcarse dentro de las leyes que profesa. Así y todo, como siempre, quedan cabos sueltos. O como decía Borges: "La ciencia todo lo explica pero con grietas, y en las grietas está dios acechando".


Te deseo una semana de sonrisas y croares
Dr. Alexis Cagnola